El diario-blog de alguien que dará un giro a su vida, y que, si no le gusta ése giro, dará otro, y otro más... Cuantos sean necesarios hasta encontrar su vida ideal tantos años soñada. Segúramente se parezca demasiado a cualquiera de nosotros, pero la vida es así... http://capitansogul.blogspot.com/

miércoles, 23 de septiembre de 2009

43. Resacón

Me despierto con la boca seca, con una jaqueca horrible, muy mareado y dolorido en general… Nunca he sido de beber demasiado, ya que Madrid, nunca ha sido, a mi entender, un lugar seguro para poder cogerse una borrachera “del quince”. Pero ahora no estaba en Madrid… Y estoy pagando mi falta de experiencia. Me medio incorporo, y veo que estoy en una estancia oscura, levemente iluminada por lo que debe ser luz del exterior, filtrada por alguna rendija.
Ohh… Qué dolor de cabeza. Por lo menos estoy entero, y salvo por la resaca y lo que la acompaña, me encuentro físicamente bien. Tengo la pierna y los tobillos vendados, y a mi lado hay un cuenco borroso, que parece ser de barro. Lo tomo y meto el dedo dentro. Parece contener algún líquido espeso. Voy a catarlo. El primer sorbo, me trae un sabor a pan con grasa y algún tipo de cereal. Muy espeso, tanto que en ocasiones tengo que masticar. Está realmente bueno. Sabe como cuando mojas una tostada de pan en leche caliente, que deshace la mantequilla dándole un sabor especial, pero sin el sabor de la leche. Está muy bueno, pero está frío. En otra época me habría parecido una papilla asquerosa y grasienta, pero ahora que he aprendido a apreciar y valorar las pequeñas cosas, me parece un manjar de dioses. Por lo que doy cuenta de ella velozmente. Me siento capaz de incorporarme del todo. Cuando voy a hacerlo, toda la habitación se mueve a mi alrededor, y acabo con mi culo en el suelo… Mejor me quedo como estoy. Creo que sigo algo tocado por lo de… ¿Hace cuanto sucedió?... Por lo de antes, ayer?... Me quedo donde estoy, pues el costado que mi amigo risueño firmó, todavía me duele a su recuerdo… Que cabrón.
Me vuelvo a tumbar. Estoy agotado y “perjudicado”. Casi sin darme cuenta, noto como se me cierran los ojos. Creo que dormir será lo mejor.
Recuerdo cuando iba de joven a Moncloa con mis amigos, a los bajos… o aún mejor, las noches de fiesta en San Pedro del Pinatar en Murcia, en los bares de La Curva. Que buenos recuerdos. Nunca eran borracheras serias, pero eran muy divertidas… Me veo tumbado en la playa, algo perjudicado y viendo amanecer… Que paz…

42. Banquete

Oigo voces. Voces que gritan en tono alto y seguro, que gritan algo que me suena a “¿Dónde estáis señoritas?”. Joder. Estoy tan cansado que ni voy a intentar ponerme en pie. Estoy listo. Preparado para recibir mi destino sea el que sea. Le pego unos meneos a Cuinto con el pie para avisarle, pero sólo consigo agitarle y sacarle un pequeño gemido, pues no se mueve. Ya que me van a coger “acorralado” como a una rata, prefiero que me cojan bien alimentado y satisfecho. Por lo que cojo otro trozo de pan, y me lo voy comiendo acompañado del licor. Que rico está. Una vez pasas los primeros y ardientes tragos, el resto entra solo… Mmm...… Gloria divina!.
Por lo que tardan, deben estar peinando la zona meticulosamente, por mi genial, así puedo proseguir sin prisas mi banquete.
Llega un momento en el que las voces, en lugar de oírse más nítidas, se van alejando en mis oídos, y no distingo nada de lo poco que puedo escuchar. Aunque ahora que me fijo, tampoco escucho los ruidos del bosque. Me siento de repente como en una caja de estanqueidad perfecta… Y mareado.
Fijo mí vista en Cuinto, porque me cuesta fijarla, y le veo moverse, como si se fuera a caer… Ohh… Estoy muy mareado. Mejor me tumbo. Hostia… esto es mucho peor. Veo los árboles sobre mi cabeza empezar a jugar al corro de la patata… Ohh.. Mejor me incorporo… Cuinto sigue donde lo dejé… pero me cueste verle nítido. Tengo que giñar un ojo. Creo que todo esto tiene un nombre. “Pedo brutal”. Pensando en esto y en mi situación, se me alegra la tarde o el día… o qué se yo!...
De repente, mientras navego entre las olas de mi mareada percepción, oigo a lo lejos unos gritos. Intento centrar la vista, pero no lo consigo, sólo veo formas borrosas, una o varias, que se me acercan. ¡Qué felicidad!, pese a las arcadas… por fin pasa algo…
Las formas se acercan a éste… como se llamaba, al tío hecho polvo que traje hasta aquí desde… Ufff... No me acuerdo…El caso es que ya los tenemos encima… Y no me siento preocupado… Bueno, sí, estoy preocupado porque creo que se ha terminado el líquido del barril…