El diario-blog de alguien que dará un giro a su vida, y que, si no le gusta ése giro, dará otro, y otro más... Cuantos sean necesarios hasta encontrar su vida ideal tantos años soñada. Segúramente se parezca demasiado a cualquiera de nosotros, pero la vida es así... http://capitansogul.blogspot.com/

jueves, 17 de septiembre de 2009

39. Vuelta a la realidad

Todo está a oscuras. Me duele la cabeza muchísimo. Me palpo los bolsillos… pero… ¡No puedo!. Me noto casi desvestido… como si llevara puesta una camiseta larga… Otra vez ¡Nooo!. Todo es verdad. Creí que había vuelto a mi vida… pero no, sigo donde estaba…Y, ¿Dónde estoy ahora?... ¿Qué ha pasado?. Voy abriendo los ojos lentamente. Hay mucha claridad que me deslumbra, hasta que mi vista se adapta a la luz. Lo que veo, me deja aún más contento por la parte de atrás. No puedo mover las manos. Las tengo atadas a mi espalda. Igual me pasa con los pies, atados a la altura de los tobillos. A esto hay que añadirle un dolor horrible en el costado derecho, y que me encuentro dentro de una jaula de madera… Cojonudo. El dolor en mi costado me imagino que es un regalo de aquel tipo risueño y barbudo al que pillé por sorpresa… Jódete por cabrón. Me río. Y al reírme, me duele el costado… cabrón vengativo!.
Veo un par de carretas con bueyes por detrás de mi jaula, y por delante, otra jaula, ambas jaulas están sobre otro carro. La otra jaula parece contener un buen montón cuantos trapos y barro. ¡No!. Espera. Es una persona, pero hecha un guiñapo, la he oído quejarse levemente. Está hacha un ovillo entre túnicas y barro. El barro que tiene a su alrededor, tiene un color rojizo. Observo que respira con dificultad y cada respiración provoca un leve quejido. Le chisto no demasiado alto, pero no me escucha. Al final tengo que chistar fuerte para que me oiga. Gira su cara hacia mí, y me quedo sorprendido. La tiene desfigurada además de por el barro seco y rojo, por una gran inflamación de todo el lateral derecho de su cara. Me imagino que debió resistirse a la captura más que yo, y ésta ha sido su recompensa. Pobre hombre. Estamos en un camino rodeado por árboles dispersos. Me imagino que éste es uno de los caminos que quería encontrar… Lo que pasa que no lo quería ver desde mi posición actual.. Lo que me parece curioso es no ver a nadie, y sobre todo, estar parados.
¿Qué pinto yo, un informático, atado y enjaulado encima de un carro tirado por un buey, en vete a saber dónde y cuándo?… Me arrepiento de no haberme tomado más en serio las clases de historia clásica, pues así al menos, podría hacerme una idea más específica de en qué tiempo me encuentro. Mientras pienso en esto, me doy cuenta de que hay demasiado silencio. Un silencio que vibra de tensión. El bosque no suena como debería. Me da muy mala espina.
De repente, como animado por mis pensamientos, oigo a la izquierda del camino un grito salvaje, al que se unen inmediatamente después unos cuantos más. Vuelven a sonar unos gritos secos y rotundos, y comienza el chocar de metales. Pensar en lo que está pasando me da escalofríos. Tengo que escapar de esta jaula. No me quiero quedar a ver quien es el bando ganador.
Llamo a mi vecino de jaula, pero le tengo que insistir con un tono elevado para que me mire. Me señalo y le digo que me llamo Gonzalo. Con gestos, le intento explicar que me voy de aquí. Pero nada. Es demasiada información para el pobre tipo. Me señalo otra vez y digo lentamente “GON-ZA-LO”. Me mira, y parece que asiente. Ahora señalo hacia el bosque, al lado opuesto del origen de los gritos. Asiente, pero creo que poco convencido. Mira, no puedo perder más tiempo con este tío.

2 comentarios:

  1. Con la suerte de Gonzalo... Esclavo, sin duda, y de los que acaban siendo alimento de las fieras en el circo... :)

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