El diario-blog de alguien que dará un giro a su vida, y que, si no le gusta ése giro, dará otro, y otro más... Cuantos sean necesarios hasta encontrar su vida ideal tantos años soñada. Segúramente se parezca demasiado a cualquiera de nosotros, pero la vida es así... http://capitansogul.blogspot.com/

jueves, 17 de septiembre de 2009

40. Nos vamos

Intento moverme en la jaula, pero al estar atado de pies y manos, literalmente, no puedo hacer mucho. Se me ocurre una cosa. Con los pies en el suelo de la jaula me impulso hacia un lateral, desde ahí, me impulso al otro. La jaula se ha levantado de sus costados. Cojonudo. Lo hago a lo bestia, pese a lo que me duelen las ataduras de los pies y mi costado, y parece que funciona!. Cada vez se inclina más. Al séptimo empujón, me precipito al suelo. ¡Hostia!. No había pensado en esto.
Me preparo para recibir un batacazo de órdago. Un crujido terrible de la madera, seguido de un leñazo en mi costado dolorido, y todo se termina. Necesito tomar aire y parar unos segundos.
Estoy bocabajo. Intento moverme, y parece que la jaula se ha roto, porque a cada movimiento que hago, cruje que da gusto. Más mal que bien, consigo colocar la cabeza por encima de mi cuerpo. Uf, tenía toda la sangre en la cabeza… Lo mejor para mi dolor de cabeza. Desde mi posición, hago fuerza contra las maderas en las que estoy apoyado, y consigo que crujan hasta partirse. Doy con mis huesos en el suelo, y creo que me he clavado una astilla en el muslo… Guay. Estoy sangrando levemente, pero por lo menos estoy fuera. Torpemente, paso las muñecas atadas de atrás hacia delante. Sin demasiada habilidad, haciendo la croqueta, llego hasta la madera astillada de la jaula, y empiezo a raspar las cuerdas desesperadamente… Y parece que funciona. Al cabo de lo que me han parecido unos minutos eternos, consigo tener las muñecas liberadas. Me desato los tobillos con esfuerzo, porque quien me haya atado, lo ha hecho a conciencia, y era más fuerte que yo… Uf… Los nudos son así.
Tengo los tobillos en carne viva por donde me han atado. Estoy hecho un asco, y encima dolorido... Pero tengo que pirarme de aquí ya. Lo que pasa es que el pobre tío de al lado me da bastante pena, y pese a lo deshumanizado que estoy, mi conciencia no para de decirme que le ayude. Me cagüen todo… Me acerco al carro y le chisto, como antes, no me hace caso. Meto la mano por entre los barrotes y le agito. Me mira con el ojo sano desorbitado… Le intento explicar lo que voy a hacer. No me hago entender, así que… Me subo al carro, y desde arriba intento tirar su jaula. Al final lo consigo, pero me siento muy cansado… Espero que no sea por la herida de la pierna, que no me quiero mirar porque la sangre me da “repelús”... Con medio giro en el aire la jaula cae sobre una de sus esquinas, rompiéndose “mejor” que la mía. Penosamente, bajo del carro y me empiezo a arrancar maderos de la jaula hasta que consigo hacer un hueco lo suficientemente amplio como para sacarle a rastras. Ufff..., lo que pesa. Me cago en toda la buena voluntad del mundo y en mi conciencia. Le arrastro hasta los primeros árboles, y le dejo ahí apoyado. Tengo que pensar como salir de aquí. No se conducir un carro de bueyes, ni de ningún tipo, y además, me da que no son transportes muy rápidos, por lo que coger un carro no es ninguna opción. Voy a ver qué contienen, por si hay algo de lo que me pueda aprovechar. Joder, lo imponentes que son bueyes!. Una vez rodeado el carro veo que está casi vacío. Solo tiene un par de sacos, y un pequeño barril, pequeño, pero debe contener al menos tres litros de líquido. Subo y abro los sacos. Uno de ellos está lleno de patatas, y el otro tiene “hogazas de pan”, o eso parece. Medio vacío el saco dejando dos hogazas y metiendo dentro el barril. Joder!, lo que pesa. Bajo del carro y me voy al otro. Éste está vacío, tiene unas cuantas flechas partidas y poco más. Cojo un par de puntas de flecha con su palo incluido y al saco. Ahora a salir pitando de aquí.

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