El diario-blog de alguien que dará un giro a su vida, y que, si no le gusta ése giro, dará otro, y otro más... Cuantos sean necesarios hasta encontrar su vida ideal tantos años soñada. Segúramente se parezca demasiado a cualquiera de nosotros, pero la vida es así... http://capitansogul.blogspot.com/

martes, 14 de julio de 2009

5. Árboles

El árbol está más lejos de lo que había pensado en un primer momento, y caminando bajo el Sol, se me ha hecho más pesado de lo que esperaba. Las "sandalias" de momento resisten, y sólo noto las piedras más puntiagudas, que me obligan a hacer un cambio de pesos extraño, lo que seguramente me haga parecer aún más raro de lo que ya me siento. Una vez he llegado al árbol, ha vuelto a quedar patente mi falta de interés en las clases del colegio de Ciencias Naturales, pues solo sé diferenciar un pino, de lo que no lo es, así que ahora, tengo ante mí un árbol de una buena altura (que no es un pino), delante del cual, la idea de escalarlo, cada vez se aleja más de mis pensamientos. Pues la posibilidad de hacerse daño subiendo un árbol, tal cual me encuentro ahora, es bastante alta, pues a parte del piñazo si me caigo, tendría que sumar los arañazos en las extremidades al subirlo. Mejor me quedo donde estoy, bajo su sombra, que el Sol está en lo alto del cielo regalando quemaduras a diestro y siniestro, por lo que estimo que debe ser cerca de la una, y a esas horas, quemadura segura... Y hay que cuidarse del cáncer de piel, que el Sol está muy mal.
Tengo mucha sed y hambre, pero necesito seguir alejándome del cobertizo. Me pongo la capucha, porque no quiero achicharrarme los hombros y el cuello, y me encamino hacia el siguiente árbol. Éste no lo voy a marcar porque está demasiado cerca del cobertizo, y no quiero que, si les da por buscar huellas, encuentren mi marca y sólo tengan que seguirla para dar conmigo.
Mientras me encamino a mi siguiente referencia, he caído en la cuenta de que no he revisado alrededor del cobertizo si había algo, huellas de coche, comida, cualquier cosa... pero no me atrevo a volver. Prefiero seguir alejándome que tentar a la suerte. El ponerme metas sencillas, como ir de árbol a árbol, me ayuda a no perder los nervios y caer en la desesperación ya que estoy bastante nervioso, aunque no lo parezca pues de momento voy cumpliendo objetivos.
Al cabo de unas cuantas horas, debo llevar marcados unos quince árboles y ya he perdido por completo de vista la caseta. Me doy cuenta que el terreno comienza a descender levemente. Sigo mi rutina de ir de árbol en árbol, pero busco una ruta que descienda. En mi descenso, veo a lo lejos una acumulación de árboles y arbustos... Así que me encamino hacia allí con la esperanza puesta en encontrar algo de comer o de beber. El hambre cada vez es mayor y la sed me está matando. Me vuelven a la cabeza todas esas cosas asquerosas que hacer para sobrevivir, pero creo que podré aguantar un poco más sin hacerlas.
La suave bajada es un gusto, cada vez el suelo va teniendo menos piedras y es más "suave", lo que me permite avanzar más cómodamente. Aún así, y debido a mi cansancio, me he hecho con una rama más o menos recta para usarla de apoyo. Según continúo mi descenso, creo escuchar algo que me llena de esperanza: Un leve murmullo de agua.

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