El diario-blog de alguien que dará un giro a su vida, y que, si no le gusta ése giro, dará otro, y otro más... Cuantos sean necesarios hasta encontrar su vida ideal tantos años soñada. Segúramente se parezca demasiado a cualquiera de nosotros, pero la vida es así... http://capitansogul.blogspot.com/

jueves, 23 de julio de 2009

14. Crujidos

Es de noche, estoy sólo, en medio de un bosque que desconozco, en medio de un claro, dentro de un refugio de papel y rodeado de vete a saber qué bichos. Estoy cagado de miedo. Toda mi determinación, se ha ido al garete, se ha evaporado junto con los últimos rayos de Sol, y para colmo no he conseguido dormirme. Ahora mi cabeza no hace más que traerme recuerdos de los aullidos de ayer, y aumentar cualquier pequeño sonido a mi alrededor, sonidos típicos de cualquier bosque, insectos, hojas, ramas de árboles crujiendo, aves nocturnas… Tengo que confiar en el perímetro de ramas, cualquier cosa o animal que intente entrar hará que se caiga alguna rama, y me alertará. Debo concentrarme en dormir, necesito descansar.
Debo llevar bastante tiempo dormido, porque he oído el crujido de una rama al caer en sueños, y sólo me he dado cuenta de dónde estoy al cabo de un rato. Abro inmediatamente los ojos, y agudizo el oído intentando escuchar, qué es lo que ha entrado en el “campamento”. Oigo pasos amortiguados, y una respiración muy leve. Mierda!. Otro descuido más que añadir a mi lista. Me quedo completamente inmóvil, casi sin respirar para no hacer ruido, intentando entrever el origen del ruido por entre los huecos entre las ramas de mi refugio, pero la poca y mortecina luz de la luna que se filtra entre los árboles, no es suficiente para poder localizarlo con la vista. Sigo oyendo como sigilosamente el animal (o animales) se mueve a mi alrededor. Muy lentamente aferro el palo con fuerza. Sigo inmóvil esperando que lo que sea se aleje, pero pasan los minutos, y siento que todavía está ahí. Sólo puedo hacer una cosa, tirarme un farol, y echar a correr al árbol.. Justo entonces… Chak!, una rama pisada suena demasiado cerca de mí. Sin pensarlo, me incorporo de golpe y gritando con todas mis fuerzas. Deshago un lateral del refugio y blandiendo el palo, intento localizar alguna forma abalanzándose sobre mí. Mi grito y el susto debieron pillar desprevenido al animal, que durante unos breves instantes, debió dudar sobre qué hacer, lo que me permitió ver qué coño era. Inmediatamente, en un par de ágiles saltos, el animal salió del claro y lo perdí de vista. Jadeando y alteradísimo, proceso lo que he visto, y sólo era un ciervo, o al menos lo parecía, un ciervo sin cornamenta, pero ciervo al fin y al cabo. Mientras respiro agitadamente para tranquilizarme, me vuelvo a sentar pausadamente, sin soltar el palo. Poco a poco, me voy tumbando boca arriba, y casi sin darme cuenta, empiezo a sonreír, la sonrisa comienza a ser risa hasta terminar siendo carcajada. No sé si será mi explosión de tensión, o mis nervios que ya no pueden más, pero no puedo dejar de reír… Llevaba bastante tiempo sin reír, la verdad, y esto me está desahogando…

1 comentario:

Cuéntame que opinas...